Llueve sobre el campo verde…
¡Qué paz! El agua se abre
Y la hierba de noviembre
Es de pálidos diamantes.
Se apaga el sol; de la choza
De la huerta se ve el valle
Más verde, más oloroso,
Más idílico que antes.
Llueve; los álamos blancos
Se ennegrecen; los pinares
Se alejan, todo está gris
Melancólico y fragante.
Y en el ocaso doliente
Surgen vagas claridades
Malvas, rosas, amarillas,
De sedas y de cristales…
¡Oh la lluvia sobre el campo
Verde! ¡Qué paz! En el aire
Vienen aromas mojados
De violetas otoñales.
Juan Ramón Jiménez.